Argumento

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Daleka, una impaciente dríada (17) y Rebeka, una optimista robot (17), están sentadas en un claro de un tecnobosque, el que está compuesto por árboles con engranajes que giran y con circuitos eléctricos. Ambas miran absortas una estrella en el cielo, con anhelo. Los engranajes del tecnobosque se frenan y los circuitos se apagan.

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Rebeka mira la estrella, hace zoom con su mirada robótica y la enfoca. De su cabeza sale un haz de luz, proyecta la estrella en un holograma en el aire. Daleka toca el holograma, atravesándolo con los dedos. La proyección termina. Miran a un costado donde hay una nave espacial estacionada, la cual no tiene batería, se miran la una a la otra y suspiran, algo tristes.

 

Daleka intenta generar mágicamente la estrella entre sus manos, se empieza a formar una estrella de luz. Rebeka mira extremadamente contenta la situación. La estrella mágica se disipa en el aire de un momento a otro. Ambas se encogen de hombros decepcionadas.

 

Una hoja de árbol cae ante los pies de Daleka. Daleka observa la hoja con atención por unos segundos y abre grandes los ojos. Hace flotar unas hojas de árboles del suelo y las une en forma de estrella mágicamente. Lentamente comienza a transformar la estructura de hojas en una estrella brillante. Súbitamente las hojas se caen. Estira las manos en frustración, de las que sale una magia que lanza una piedra disparada unos metros. Rebeka se pone de pie rápidamente, contenta en señal de tener un plan, señala con sus manos a su pecho, a la nave y luego a Daleka, imitando el movimiento de manos que Daleka acaba de hacer.

 

Viajan en la nave, Rebeka maneja y Daleka lanza fuego propulsor con sus manos a la parte de atrás de la nave. Se adentran en el espacio sideral en dirección a la estrella, el planeta se va alejando en la distancia. Frenan cerca de la estrella, la admiran, Rebeka la acerca a la parte posterior de la nave con sus poderes gravitatorios y Daleka la une a la nave con sus poderes mágicos.

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La luz de los circuitos de los árboles comienza a encenderse progresivamente. Daleka y Rebeka están sentadas apoyadas la una en la otra en el mismo claro del tecnobosque que al comienzo, felices miran la estrella que flota sobre sus cabezas, la que tiñe la escena de su color. El bosque recobró vida.